Etapa 5. Tan Tan-Cerca de Esmara.


Nos levantamos al amanecer, ducha rápida (ya se agradece ducharse de verdad) y desayunamos en condiciones, aprovechando que el camping tiene cafetería.

En la mesa de al lado tenemos al motorista belga que se perdió en el río hace dos noches. Le encontraron sano y salvo, pero con la moto embarrada hasta el manillar. Tuvo que pasar la noche allí, sin poder salir. Tanto los empleados del camping, como los belgas nos comentan que es imposible cruzar el Draa si no es por carretera, que no nos lo pensemos y vayamos a Tan Tan. Además, nos comentan que las carreteras entre Tan Tan y El Aaiún están cortadas porque las riadas se han llevado los puentes. Y es que aquí, cuando llueve, lo hace torrencialmente, y los ríos, normalmente secos, se convierten en monstruos de agua que se llevan lo que pillen por delante. Las autoridades están desviando a todo el mundo hacia Esmara, para que desde allí vayan a El Aaiún. Además, nos dicen que no intentemos ir por ninguna pista, que están totalmente impracticables. A la vista de lo vivido el día y la noche anteriores, tienen razón. Recogemos todo y, justo antes de salir nos llega la fatal noticia de la partida hacia rutas mejores del compañero Viajero. Hoy brindaremos por ti. Que la tierra te sea leve, Jesús. Con él en el pensamiento y notablemente afectados (entre nosotros había varios buenos amigos suyos), partimos hacia Tan Tan por la carretera, no sin antes parar a ver el castillo cercano. Fotos de rigor y carretera.

En Tan Tan hablamos con Eb4cuv para ver cómo les ha ido. Nos dicen que pudieron reparar sin problemas y que se fueron a un camping cerca de la playa. Quedamos con ellos en un cruce de la carretera hacia Esmara. Gus aprovecha para reparar la rueda dañada hace dos noches, y los demás, para pequeñas comprobaciones. Salimos de Tan Tan y nos encontramos con Eb4cuv y Jony. Seguimos por la carretera hacia Esmara. Al llegar, pensábamos comer en el camping que hay a la entrada de la ciudad, pero está cerrado. Además, hay ahí un atasco monumental, provocado por un control de los gendarmes. Pero no es un control cualquiera, es que la carretera está en obras de reconstrucción del puente que se llevaron las lluvias y están dando paso alternativo en un sentido u otro. El tramo afectado es de más de 200 metros. ¿Cómo habrán sido las riadas cerca de El Aaiún, río abajo? Al arrancar de nuevo, otro fallo electrónico: el cuadro no funciona y el motor está en modo protección. Pasados unos metros, aprovechando una parada del tráfico, paro el motor, vuelvo a arrancar, y todo normal. Al entrar en la ciudad, hay un bullicio fuera de lo normal. Es lógico, todo el tráfico de El Aaiún está desviado por aquí, y hay muchos más coches y camiones de lo normal. Encontramos un sitio donde comer algo tan variado como tajines. También hay pollo asado, ensaladas y puré de habas. Y moscas. Muchas moscas. Pero ésas no nos las comimos, ojo.

Al salir de Esmara, tomamos otra vez la carretera a Tan Tan, desviándonos justo antes del corte. El gendarme del control nos pregunta que adónde vamos, le decimos que a El Aaiún y nos deja pasar.

Por fin cogemos pista otra vez. Sin darnos cuenta entramos en una hamada de arena espectacular, muy exigente en algún tramo para las mecánicas. La arena agarra el coche que asusta.







Llegamos a una roca enorme que tuvo, en su día, un santuario en lo alto. Allí vivía una persona. Subimos a la roca por una escalera de madera que debía tener los mismos años que la roca. Fotos, disfrutar del paisaje y para abajo.

Buscamos sitio donde acampar, está anocheciendo ya. Lo encontramos a unos pocos metros de la roca. Mientras algunos montan los chiringuitos, otros vamos a buscar leña para la hoguera de esta noche. Está empezando a refrescar, y de los 25 grados del mediodía no queda ya ni el recuerdo. Junto a las acacias crecen melones del desierto, más o menos del tamaño de un puño. Pero no se pueden comer.

Encendemos el fuego, cenamos y nos arrimamos a la hoguera. Unos beben algo, otros charlan, y otros tres pedazo de frikis nos entretenemos con la radio, intentando escuchar a algún radioaficionado, y haciendo algún tímido contacto. Finalmente, plegamos velas y hasta mañana.