Etapa 12. El Aaiún-Playa Blanca.


Se nos da relativamente bien y rápido el desayuno, y sobre las 9 estamos ya en marcha.

Pagamos las consumiciones de la noche anterior en el hotel, y al entrar en el puerto para coger los coches, nos recibe un saharaui que dice ser nieto de un teniente de la Guardia Civil que se quedó allí después de la Marcha Verde. Por cierto, en estas fechas se ha celebrado el 41 aniversario de la misma. Está encantado de hablar en español con alguien. Nos dice que tiene DNI y pasaporte español, que todavía los guarda. Nos enseña la casa donde vive, que es la de su abuelo, y se nota que parecía un puesto de la Guardia Civil, porque tiene una especie de oficina y una caja fuerte. Además, la construcción se diferencia un poco del resto, porque se la ve mucho más sólida de lo que suelen acostumbrar en Marruecos. Después de la charla, salimos y paramos en la gasolinera más próxima. El gasoil está a 7 Dirham, lo más barato que hemos visto en todo el viaje, así que llenamos depósitos y jerrys, que a partir de ahora, el precio del gasoil sube considerablemente (hasta los 9,50 dh que hemos llegado a verlo en el Norte).

Tiramos directos a la playa. Eb4cuv se atasca en las dunas antes de entrar. Intentamos sacarle con el winch, pero no me funciona. 

Ya lo revisaré en casa. Le engancha Gus y seguimos. En la playa, otro barco varado, éste más grande que el de ayer, de nombre “Qué Será Será”. 

Continuamos por la playa, esquivando casetas que parecen civiles y zonas de piedras de la playa, hasta que, al llegar a un puesto militar, me quedo atascado en la arena. Rescate rápido a cargo de Gus otra vez y salimos de allí. El soldado nos dice que por la playa no, que a la carretera, como viene siendo habitual. Tiramos hacia ella. Es la vieja carretera española de El Aaiún a Tarfaya, que ahora soporta todo el tráfico de la nacional, que sigue cortada. Llegamos al oued que se ha llevado el puente. Aquí faltan más de 300 metros de carretera, pero están trabajando a buen ritmo para reponerla. Supongo que en la nacional, río arriba, los daños han tenido que ser brutales. El lecho del oued se ve lleno de agua corriendo con fuerza y entendemos la insistencia de los militares de que fuéramos a la carretera.

Volvemos a la playa, pero tenemos que salir porque la marea ya está muy alta y nos obliga a circular por la arena blanda, así que vamos por la pista paralela, la que usan los pescadores para llegar a sus casetas.


Cada vez que piso algo de agua, el velocímetro se va a cero, y el coche pierde potencia. Es normal, los mapas de inyección del coche están calculados en función de la velocidad. En cuanto se seca un poco, todo vuelve a la normalidad. Paramos en lo alto de una duna para un pequeño almuerzo, y ya aprovechamos para echar un ojo a la transfer de RPodio.

Uno de los rodamientos de salida está mal, y se cambia en un pis pas. 

Salimos de la zona de dunas y enfilamos la carretera hacia Tarfaya. 



Llegando allí sigue encallado el ferry Assalama, de la naviera Armas, que ya vimos hace 3 años con la 2ª Manada.

La diferencia ahora es que hay puestos militares cada kilómetro, y justo enfrente del ferry hay uno. 

Nos obligan a separarnos 200 metros del puesto, por seguridad, y nos prohíben tajantemente ir al barco. No se nos había pasado por la mente, porque está unos 300 metros dentro del mar. Nos parece apreciar algún coche o furgoneta dentro del barco.

Dicen las crónicas del naufragio que aún no se ha sacado de allí nada más que el equipaje de los pasajeros. El deterioro del barco es evidente.

Entramos en Tarfaya y ya cogemos carretera hacia Tan Tan. 

En las gasolineras de la teórica frontera entre Marruecos y el Sáhara Occidental repostamos aprovechando las ventajas fiscales. Pasamos otro control de gendarmería, nos piden muchos más datos, fechas de entrada al país, frontera por la que hemos entrado, y hacen especial hincapié en preguntar si venimos de Mauritania, a lo cual contestamos rotundamente que no. No les termina de cuadrar que vayamos dirección Norte, cuando no hemos pasado dirección Sur. Nos dejan continuar. Pasamos por el agujero que el mar ha hecho en el acantilado y que ya vimos en 2013 con la Manada.


Al llegar a Tan Tan, coincidimos con la hora de salida de las fábricas, así que nos encontramos por la carretera con una retahíla de Santanas cargados de mujeres trabajadoras de las fábricas que las llevan a casa. Aquí decidimos variar la ruta planificada e intentar vadear el Draa por el mismo sitio que en la Manada 2013, pero no tenemos el track. Por suerte, Gus y yo sí llevamos en los GPS la ruta y podemos encontrar el punto. Terminamos la ruta ya de noche, pasando por la pista que bordea los acantilados y el tubo de freno reparado de RPodio decide romperse otra vez. Esta vez la reparación es más de urgencia, condenando el freno de esa rueda. Ya iremos a reparar definitivamente a Tiznit o a Agadir. 

Continuamos por la pista hasta que encontramos la bajada al oued Aoreora, un oued de arena que desemboca en Playa Blanca. Ahí acamparemos, igual que en el 2013, donde, por cierto, celebramos el cumpleaños de Giorgina hace tres años. Hoy tampoco hay hoguera. Pero sí hay risas y charlas, convenientemente regadas.